Me he dado cuenta, que es tendencia más que por los espacios pequeños, el uso de cocinas americanas, tanto en viviendas nuevas como en reformas.
Ya no es solo para aprovechar el espacio, sino que las vidas de las familias han cambiado, y con ella los espacios de la casa. Las cocinas ahora se viven en familia.
Antiguamente, existía un comedor que se llamaba «comedor diario» o office, contiguo a las cocinas, y donde la familia se reunía. Ahora donde la vida fuera de casa, hace que los horarios no se coordinen en las familias, se buscan fórmulas en la resolución de los espacios para que la vida en nuestras viviendas sea más acorde con los tiempos que corren.
Los diseños de las nuevas cocinas donde aparece las islas, tanto para la fabricación de las comidas como para el ocio. Mientras uno cocina, los otros charlan con él, del otro lado de la isla. La cocina ahora es un espacio social.
A que se llama cocina americana: Al espacio para cocinar, que se integra al salón de la vivienda, mediante una barra (barra americana, de ahí viene el nombre), zona acristalada, una isla u otras soluciones técnicas.
Los expertos en de Fotocasa en cocinas, han hecho un listado entre los pro y los contras en el uso de este tipo de cocinas. A saber…
«Pros
– Multiplican el espacio: además de ganar espacio real debido a la ausencia de puertas y tabiques, y a la distribución diferente que permite simplificar zonas como la de comedor (muchas veces presente tanto en la cocina como en el salón), está el hecho de que este tipo de cocinas generan sensación de amplitud.
– Gana luminosidad: la cocina, muchas veces, no dispone de mucha luz natural, pareciendo un espacio mucho más pequeño, donde no apetece estar. Sin embargo, al unir cocina y salón aprovechamos toda la luz solar que entra en el salón, de manera que disponemos de una cocina luminosa, lo que también genera sensación de amplitud.
– Sensación acogedora: el hecho de estar en la cocina y poder tener contacto visual con aquellas personas que se encuentren en el salón genera una sensación de unión, de estancia acogedora. Por no decir que permiten realizar varias tareas de zonas diferentes a la vez o sin tanta complicación.
Contras:
– Olores: al tener cocina y salón integrados, los olores se pueden esparcir por toda la estancia. También es cierto que este problema se puede solucionar (al menos mitigar) eligiendo una campana potente, que renueve el volumen de aire unas 12 veces por hora. Además, encenderla 5 minutos antes de cocinar y apagarla 10 minutos después ayudará a evitar que los olores indeseados se extiendan por toda la casa.
– Ruidos: Los electrodomésticos y las propias tareas de la cocina pueden suponer una molestia para aquellos que se encuentren en el salón. Esta desventaja se puede reducir gracias al uso de electrodomésticos menos ruidosos.
– Difícil de combinar: al estar integrada la cocina en el salón, puede llegar a resultarnos más complicado el hecho de lograr una continuidad entre ambos. Sin embargo, hoy en día existen infinidad de muebles, materiales, acabados, revestimientos y diseños en el mercado que nos ayuden a lograr este objetivo.
– El caos: si queremos que la estancia no se vea sucia y desordenada es importante tener siempre todo limpio y recogido. Los platos, la encimera, la barra… todo lo que esté mal afectará a la visión general de la estancia. Además de mantener el orden, es importante que elijamos muebles que sean fáciles de limpiar. Para ello elegiremos materiales como el Silestone, el cristal, los muebles laminados o el gresite.»
Antiguamente, de donde deriva el nombre de este tipo de cocinas, era poner una barra americana, con taburetes del lado del salón. Esta puede ser una prolongación de la encimera, y nos permite desayunar o comer, leer, interactuar con los que están cocinando, etc.
Una solución parecida a esta es lo que ahora llamamos «Isla». «Sus funciones pueden ser las mismas que las de esta, con la diferencia de que una isla puede albergar más electrodomésticos y superficie de trabajo. Eso sí, necesitaremos que el espacio sea muy grande para que la estancia no se vea pequeña y agobiante.»
Parra los que quieran integrarla pero que quieran algo de separación, está la solución de poner un cristal. Se logra la unión visual y de iluminación, pero se evitan los olores, ruidos y cosas que a veces y para algunas personas puede resultar molesto.
Con todo esto, sacamos la conclusión de que es una buena solución integrar la cocina al salón. Los espacios donde las familias están cambiando y hay que adaptar su diseño a esos cambios. Recuerdalo.