Cuando no acabamos de sentirnos cómodos en un lugar, debemos identificar que es aquello que nos falta y que lo que nos molesta…
Hay situaciones en las que resulta fácil: no nos gusta el color del sofá, tropezamos con ese mueble cada vez que pasamos por su lado, hay un desconchón o una mancha en la pared, nunca acabamos de ver la habitación ordenada o no tenemos a mano lo que necesitamos.
En otras, en cambio, nos resulta complicado saber qué es exactamente lo que no nos acaba de convencer.
Para sentir que avanzamos con rapidez, los primeros cambios a realizar, deben ser los más evidentes. Debemos marcarnos objetivos que nos resulten sencillos.
Para conseguirlo, sobre todo para conseguir avanzar en la segunda situación que os planteo, siempre propongo un ejercicio: cerrar los ojos e imaginar un lugar en el que os sintáis a gusto, en el que todo lo que necesitas esta a tu alcance, en el que todo encaja con tus gustos. Tomaros un rato, relajado, disfrutarlo, y fijaros muy bien en los veis: los colores, la luz, los muebles…
Apuntar en un papel todo aquello que habéis visto, aunque os parezca inalcanzable (nada es imposible cuando nos lo proponemos) y remarcar lo que más os ha llamado la atención.
A partir de ahí, ya podemos empezar a crear nuestro espacio ideal.
En próximas publicaciones iremos dando ideas de cambios sencillos que den grandes resultados.
Si se diera el caso de que no conseguís saber que es lo que necesitáis, enviarnos fotos del espacio que queréis modificar y de imágenes que encontréis en internet de lugares que os gusten o que os hayan llamado la atención, y juntos conseguiremos identificar que es aquello que debemos cambiar y cómo hacerlo de la manera más sencilla. Envíalo al mail por aqui.
En el próximo artículo hablaremos de la luz, de cómo cambiar radicalmente el aspecto de un ambiente jugando con diferentes elementos.