Interior: Colores y distribución.
Al decorar el interior de una casa junto al mar, debemos buscar los colores, materiales, texturas y detalles que nos lleven a conseguir ese ambiente fresco, veraniego y relajante que buscamos para nuestras vacaciones.
La primera premisa (sobre todo habiendo ya definido, como hemos hecho en post anteriores, la decoración de nuestra terraza o jardín en base a la conexión con el entorno) es vincular el exterior con el interior, tanto a nivel de tonalidades como en la elección del estilo.
Al pensar en los colores, no debemos cometer el error de pensar solo en paredes y suelos. Tanto los muebles, como los textiles (tapicerías, cortinas o cojines), serán también una parte fundamental.
Para las paredes, el blanco es la apuesta más segura, sobre todo si el espacio no es muy amplio y queremos dotarlo de frescura y luminosidad. Si utilizamos tonos muy claros, jugando con gamas de azules que nos recuerden al mar, o tierras como la arena, estaremos acertando. La elección deberá también ir en función del estilo y mobiliario que vayamos a utilizar.
Elegir un verde espuma, clarísimo, o un azul intenso, nos conectara directamente con la sensación de mar abierto, de amplitud y nos llevara a conseguir habitaciones frescas y tranquilas, ideales para el descanso. Las tonalidades con un toque de amarillo suave y los blancos en estancias más amplias, tonos que evocan los colores del sol y del cielo, también nos proporcionaran sensación serenidad.
Utilizar tonos arena para suelos y materiales naturales, como la madera o baldosas de barro, nos acabaran de dar el marco idóneo para poder ya empezar a pensar en la disposición del mobiliario y la decoración final.
Al pensar en la distribución, es fundamental que la orientemos hacia el exterior. Podemos conseguirlo aprovechando al máximo la luz natural, colocando el mobiliario frente a los ventanales, de manera que siempre podamos disfrutar de la vista de un pedazo de cielo o de mar, y enlazando, como decía al principio, la terraza o jardín, con el interior, integrándolo de forma que se intuya como una estancia más de la casa. Conectar visualmente con el entorno, nos dará percepción de amplitud, de inmensidad, de armonía.
Al colocar el mobiliario, deberemos tener muy presente que no nos dificulte la movilidad. Estamos hablando de un espacio para el descanso, el ocio y el relax. Una estancia abarrotada de mobiliario, puede transmitir agobio y sensación de calor. Disponer exclusivamente del mobiliario imprescindible, que nos sea necesario y nos aporte confort y ubicarlo de manera que nos resulte cómodo desplazarnos, irradiará amplitud y desahogo.
A la hora de elegir el mobiliario y los textiles, tendremos que tener muy claro que estilo es el que queremos utilizar. En el próximo post hablaremos de ello…