Caminando por las calles de Wynwood, el nuevo barrio « hipster » de Miami, donde ha recalado la movida del arte, veo como todos los años se renuevan los grafitis, como símbolo de cambio y expresión de libertad.
El graffiti, como tal es el resultado de pintar textos abstractos en las paredes de manera libre, creativa e ilimitada con fines de expresión y divulgación. El graffiti es un rotundo NO a al establishment, a las creencias arraigadas y limitantes, a las políticas corruptas y al abuso e indiscriminación de todo tipo. En el caso de esta nueva tendencia, los graffitis son legales, no violentos, no son hechos de manera clandestina, se hacen a la vista de todo el publico, respetando el trabajo de otros.
Saber decir NO, en nuestro entorno personal, es muy importante dentro de las declaraciones fundamentales de una persona. A través del NO, nos legitimamos, mostramos y establecemos a los demás nuestra autonomía como individuos.
Cada vez que decimos NO, mantenemos nuestra integridad, el NO es liberador.
NO es NO.
Sin interrogantes, sin puntos suspensivos, sin explicaciones.
NO es el ultimo acto de dignidad.
Es una corrección al futuro.
NO sostenido y sin segundas partes.
NO muestra el respeto que nos tenemos a nosotros mismos y el que generamos en los demás hacia nosotros.
El NO marca nuestros limites.
Como también en los grafitis, decimos NO a lo que no queremos, solo que hay que aprender, en ambos casos, a hacerlo con arte.
Imágenes @NataliaOnetti