Cuando no acabamos de sentirnos cómodos en un lugar, debemos identificar que es aquello que nos falta y que lo que nos molesta…
Hay situaciones en las que resulta fácil: no nos gusta el color del sofá, tropezamos con ese mueble cada vez que pasamos por su lado, hay un desconchón o una mancha en la pared, nunca acabamos de ver la habitación ordenada o no tenemos a mano lo que necesitamos.
En otras, en cambio, nos resulta complicado saber qué es exactamente lo que no nos acaba de convencer.