Siempre que empiezo una reforma integral de un piso viejo, donde hay que tirar todo, se plantea la misma pregunta “ponemos gas o electricidad?”.
Evidentemente lo mejor en un país como España sería poner energía solar, más barata y limpia, pero en la ciudad eso es casi imposible.
Yo siempre me decanto por aconsejar electricidad.
Aunque sus tarifas han subido bastante, su consumo se asemeja bastante al gas, en un piso es lo más práctico.
Primero porque al ser todo eléctrico, no condiciona la distribución nueva del piso, porque no necesita ventilación natural la cocina con rejillas etc, al exterior. Actualmente la legislación sobre el gas en viviendas es bastante restrictiva. Igual las nuevas calderas estancas y de condensación han mejorado muchísimo, pero son muy caras y también necesitan ventilación al exterior. No deja de ser gas y con lo que conlleva una instalación mal hecha. También hay que ver que en los nuevos diseños de cocinas, todo es eléctrico, que la vitro, horno. Al final el gas solo se usa para el agua caliente y la calefacción.
En cambio el uso de electricidad, permite no tener restricciones en cambiar la distribución del piso a reformar. La tendencia a no usar bañeras, sino ducha para gastar menos agua, permite que con un termo eléctrico, colocado en el falso techo del baño, el agua caliente sea continua.
En este caso, yo no recomiendo poner un calentador instantáneo eléctrico, porque estos si consumen mucho. Pero si un termo, que permite la ducha de una persona cómodamente sin faltarle el agua caliente. Actualmente la tecnología también ha modificado las resistencias lo suficiente para que en poco tiempo se vuelva a calentar el agua.
En cuanto a la calefacción, el llamado calor azul, es más limpia que los radiadores de agua calentada por la caldera de gas. Los radiadores de calor azul, son de bajo consumo, fáciles de instalar, no necesitan enchufes especiales, solo uno tipo schuko (con tierra) que son los que se ponen actualmente como estándar, son programable, a una temperatura media, y siempre se mantiene la casa a la misma.
El tópico que la luz consume más, no se cumple. Las facturas se igualan, y bastante.
Evidentemente si la familia tiene niños pequeños que se bañan en bañeras, es más barato tener gas. Llenar una bañera con agua calentada eléctricamente es muy caro. Pero la calefacción se iguala.
Así que mi consejo si vas a reformar el piso es, es pensar en los pros y contras de estas tecnologías. Si fuera para mí, seguiría con la instalación eléctrica como hasta ahora. Aunque reconozco que tener un piso donde la calefacción sea central, del edificio, es un gusto. Esos radiadores de hierro antiguos, que la gente quiere tirar y yo intento que reciclen. Pero esto también se va a acabar pronto. Se está intentando que los edificios con este tipo de calefacción se reciclen a individuales. Así se ahorra energéticamente.
Ahora empiezo otra reforma, y he logrado que uno de estos radiadores se quede, mezclándolo con cambio de llaves y pintura, como recuerdo de la edad de la casa, principio del 20. Si ahora vamos a comprarlos, salen carísimos. Y con el comentario, un toque vintage, todos contentos.
Para concluir, esta reflexión se orienta a los pisos. Si fuera una casa, existen otro tipo de calefacciones como el suelo radiante frio y calor, pero eso para otro post.