Sputnik fue el primer satélite artificial, que en el año 1957, la Unión Soviética, actual Rusia, mandó al espacio. En honor a este se crearon las lámparas que llevan su mismo nombre Sputnik.
En la mitad del siglo XX, aparecieron y se hicieron virales para la época, un sinfín de adaptaciones a la forma original del satélite, convirtiéndose con el tiempo en un icono del diseño. Eran el modelo preferido para lámparas en espacio de comedores de la época.
Se fabricaban en todo tipo de metales, bronce, cobre, hierro, latón, níquel pulido, cristal, como en formas, tipo araña, pegadas al techo o colgadas.
Hoy en día, que gusta tanto la época de muebles de los 50, son un reclamo volviendo a ser tendencia.
Son por su estética, un foco de atención en cualquier espacio. En realidad su forma es tan potente, que se comportan como esculturas en el techo, por eso como consejo para su colocación dentro del conjunto, no mezclarla con otras lámparas en la misma habitación, y si los techos son bajos, no usarlas. Se lucen más con techos altos.
Veamos un popurri de estas lámparas y ejemplos para su correcto uso.