Uno de los pilares del coaching, se basa en los actos lingüísticos. Están básicamente divididos entre afirmaciones y declaraciones.
Cuando el mundo ya existe primero y yo con la palabra lo describo, estamos hablando de afirmaciones. En este ámbito nuestro compromiso es mostrar su veracidad, en base a la evidencia que puedo demostrar por la cual considero esa afirmación verdadera, de lo contrario seria falsa.
Cuando el mundo no existe y yo con la palabra lo describo o lo creo, estamos hablando de declaraciones. Y en este ámbito necesito tener el poder o autoridad para validarlas o fundarlas.
Las declaraciones, son las expresiones que generan una realidad diferente. Con mi palabra modifico y creo un mundo distinto.
El poder personal surge cuando aprendemos a diferenciar hechos de declaraciones o interpretaciones. El hecho es, ya esta, no lo puedo modificar.
En un acto de rebeldía, adulta de mi parte y adolescente de mi hija, nos hicimos un tatoo madre e hija. El mismo, un corazón con un símbolo de infinito, en el mismo lugar, en la muñeca.
Fue un momento inolvidable, de compartir risas y recordar sinsabores. Ella con entusiasmo y yo con sentimientos encontrados, porque desafiaba a mi edad, tradiciones y convencionalismos.
El tatoo, es la afirmación, de tinta negra, en la muñeca izquierda y lo puedo mostrar, es mi evidencia. La declaración que nos hicimos en ese instante de amor eterno, es una realidad que nos creamos madre e hija, que a pesar de las diferencias o dificultades, que algún día podamos llegar a tener, creamos ese espacio para solucionar y sanar, declaramos que nuestro amor es eterno.